Ovillejos del cielo
¡Señor!
Eres el padre mejor
¡Señor!
A cada instante en sosiego
te ruego.
Siempre yo te alabaré
con fe.
Mi alma aún no te ve
pero te siento presente.
Por el mundo y por su gente,
¡Señor! Te ruego con fe.
¡El cielo!
Un día será un consuelo
¡El cielo!
Lugar sereno, afectuoso,
reposo.
Allí encontraré solaz
y paz.
Se transformará en fugaz
la tristeza y la condena.
Creo en esa vida plena:
¡El cielo! Reposo y paz.
¡Me espera!
Cuando muera bendecida
la vida
de mi cuerpo material,
sin mal,
Dios amoroso a su vera
me espera.
Y es promesa verdadera,
me lo dice el corazón
que me nubla la razón.
La vida sin mal me espera.
Fabiana Piceda